Fibromialgia, la enfermedad silenciosa - Abilita
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“Me duele todo” es la frase típica de una persona que padece fibromialgia; muchos médicos no creen en esta condición, incluso se le conoce como una enfermedad silenciosa o como la enfermedad de las emociones no expresadas, pues suele afectar más a las mujeres y a las personas que se encuentran en estado constante de estrés.

En esta nueva entrada del blog de Abilita, clínica de rehabilitación, les contamos en qué consiste la fibromialgia y cómo se trata.

Fibromialgia obtiene su nombre por la combinación de “fibro” que se refiere a los tejidos fibrosos como los tendones y ligamentos, con “mios”, músculos y “algia”, o dolor. Es decir, dolor en las fibras musculares; la fibromialgia es una condición crónica y muy compleja en la que los afectados sufren de dolores generalizados, cansancio profundo y otros síntomas.

La dificultad del diagnóstico radica en que, a diferencia de la artritis, no provoca inflamación en las articulaciones o en los músculos, sino se manifiesta con dolor en los tejidos blandos de las articulaciones y en los músculos de todo el cuerpo.

Las personas que padecen fibromialgia suelen manifestar un ardor o dolor generalizado, “de pies a cabeza”, cuya severidad varía durante el día; algunas personas afirman sentir dolores profundos en los pies al levantarse por las mañanas, mientras que en el transcurso del día pueden sentir dolor en las partes del cuerpo que más utilizan por sus labores cotidianas (como las piernas, los brazos o el cuello) y sufrir de dolores en la espalda, que pueden despertarlos durante el dormir.

Se estima que entre el tres y el seis por ciento de la población general padece fibromialgia, aunque el 80 por ciento de los afectados son mujeres de entre 20 y 50 años de edad. En la actualidad no se conocen con claridad las causas de este padecimiento, sin embargo los estudios clínicos reflejan que las situaciones más comunes se relacionan con factores genéticos, síndrome de estrés post-traumático, enfermedades autoinmunes como hipotiroidismo de Hashimoto, infecciones por virus o bacterias, problemas neuroendocrinológicos y disfunciones del sistema nociceptivo (encargado de la reparación de los tejidos).

Existen otras problemáticas relacionadas con la fibromialgia, como:

  • Rigidez o falta de movimiento y flexibilidad en las articulaciones.
  • Dolores de cabeza o de cara. El incremento en las cefaleas y en los dolores en la cara se relaciona con los músculos del cuello y hombros, que puede deberse al anquilosamiento o aumento de la sensibilidad, que provoca que el dolor ascienda hacia la cabeza.
  • Problemas de sueño. Muchos pacientes con fibromialgia sufren de dolores que les imposibilitan conciliar el sueño, mientras que otros pueden dormir bien, pero a pesar de dormir las horas recomendadas, despiertan sintiéndose cansados, como si hubieran dormido poco tiempo o no hubieran descansado con el sueño.
  • Problemas cognitivos. Dificultad para concentrarse, problemas nemotécnicos (falta de memoria a corto o largo plazo), dificultad para recordar palabras o nombres, estrés y pérdida de las capacidades para realizar varias tareas al mismo tiempo.
  • Trastornos digestivos. Desde malestar estomacal hasta estreñimiento o diarrea, síntomas conocidos como “síndrome de colon irritable” y que pueden empeorar al comer alimentos grasosos o picantes.
  • Trastornos genitourinarios. Muchas personas con fibromialgia experimentan un incremento en la frecuencia en orinar, sin que existan infecciones de vías urinarias de por medio.
  • Dolores en el tórax. Muchas de las personas que padecen fibromialgia manifiestan dolores en el pecho y tórax cuando realizan actividades en las que tienen que inclinarse hacia delante, como el deporte o la escritura a máquina, por lo que pueden tener problemas de postura o presentar jadeos debido a la molestia.
  • Problemas de equilibrio. Ya sea porque los músculos oculares se encuentran afectados o por la debilidad sensorial, muchas personas experimentan problemas de equilibrio, que los lleva a caídas y a otras secuelas derivadas.
  • Movimiento descontrolado de las piernas. Una condición característica, pues el paciente con fibromialgia suele sentir el impulso de mover sus piernas cuando se encuentra en reposo
  • Mayor sensibilidad ante la luz, el ruido, los olores y el contacto, lo que suele deberse por la hiperestimulación del sistema nervioso.
  • Problemas en la piel. Resequedad, manchas, comezón, inflamación y molestias en las extremidades es otra característica de la fibromialgia.
  • Sensibilidad, sensaciones de cosquilleo, frío o calor en las manos o pies.
  • Depresión, estrés y ansiedad. Los cuales pueden ser parte de las causas, pero también agravar las molestias de la fibromialgia.

Para el adecuado diagnóstico de la fibromialgia, se recomienda acudir con un fisioterapeuta o un reumatólogo, ya que un médico general puede solicitar exámenes de sangre, biopsias o radiografías, las cuales pueden presentar resultados normales, sin signos inflamatorios en las articulaciones; sin embargo durante el examen físico, el especialista puede diagnosticar y prescribir el tratamiento en una clínica de rehabilitación donde pueden realizarse técnicas novedosas para reducir las molestias y mejorar la calidad de vida del paciente.

Los criterios para el diagnóstico se basan en el dolor crónico generalizado en el sistema musculo-esquelético, la ausencia de enfermedades sistémicas que causen los dolores, como la artrosis, artritis, lupus o hipotiroidismo, además de identificar los puntos sensibles al dolor.

El tratamiento, más que buscar la cura de la fibromialgia que actualmente no existe, se enfoca en la reducción de los síntomas, por lo que suelen prescribirse antiinflamatorios no esteroideos como el ibuprofeno para disminuir el dolor, benzodiacepinas como el diazepam para el tratamiento de los espasmos musculares y la ansiedad.

Sin embargo, la rehabilitación física ha demostrado ser la más eficaz en el tratamiento de la fibromialgia, especialmente los tratamientos como:

  • El ejercicio cardiovascular de bajo impacto ha demostrado evitar la atrofia muscular, incrementar la circulación sanguínea a músculos y tejidos conectivos, así como la fuerza muscular y la energía.
  • El yoga y terapias de estiramiento reducen la tensión y espasmos musculares; los especialistas en terapia física pueden usar pelotas para estirar, fortalecer los músculos y mejorar la postura.
  • Ideal para fomentar la circulación sanguínea, pero también para calmar el dolor.
  • Aplicación de agentes físicos. La aplicación mecánica de ultrasonidos o de agentes como el hielo o el calor son ideales para relajar los músculos y aliviar el dolor.
  • Se utiliza para tratar los puntos dolorosos y atenuar las molestias.

Si sufres de fibromialgia, acude a una clínica de rehabilitación como Abilita, donde tenemos a los mejores especialistas en Medicina de la Rehabilitación y Terapia Física y podemos ayudarte a recuperar tu calidad de vida, funcionalidad y movimiento.

¡Llámanos hoy mismo y programa tu cita!

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