Herramientas para la fisioterapia: radiación, ultrasonido, magnetos, agua, electricidad
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El término fisioterapia es común para muchas personas en la actualidad, ya sea porque han tenido una experiencia cercana con esta actividad o porque han escuchado hablar al respecto. Pero lo que no todas las personas saben es que la terapia para recuperación física tiene diferentes herramientas, diversos recursos y variados métodos para llevar a cabo su tarea de ayudar a una persona en la recuperación de sus capacidades físicas.

Se sabe que la terapia física es toda aquella que utiliza medios y herramientas físicas como objeto principal para ejercer su acción y efecto terapéutico, pero muchos de estos medios y herramientas son desconocidos por los pacientes. Debido a la importancia de este tipo de tratamiento, Abilita considera igual de importante el conocimiento de los diferentes métodos y herramientas que se utilizan en él, razón por la que a continuación se ofrece información general sobre los tipos de terapia física más comunes y sus herramientas.

Radiación:

Cuando se escucha el término radiación, normalmente se piensa en algo dañino, algo que puede afectar de manera negativa a alguna persona, sin embargo, existen diferentes tipos de radiación, cada uno con sus características particulares y no todos provocan daño o malestar a la persona que se expone a ellos.

Los dos tipos principales de radiación son la ionizante y la no ionizante. La radiación ionizante es aquella que tiene efecto directo sobre las células, como son los rayos ultravioleta, los rayos X y los rayos gamma. Pero para la fisioterapia se utilizan radiaciones no ionizantes que incluyen rayos infrarrojos, microondas y rayo láser, herramientas que no afectan las células de manera directa.

El uso de estos medios para la recuperación física utiliza básicamente el mismo principio: la aplicación de ondas o rayos de luz visible o no visible sobre la zona que se está tratando para así proyectar calor en el área, directamente sobre la piel y unos pocos milímetros por debajo de esta (únicamente en casos específicos), para facilitar la recuperación de las funciones físicas del área, músculo o miembro.

Ultrasonido:

El ultrasonido es un sonido que se encuentra en un rango de onda que no es audible para el oído humano, pero cuya presencia puede generar diversos efectos, entre los que está la presión sobre diversos tejidos, especialmente los tejidos blandos, y con ello se produce calor en el área. Por esta razón este método también es llamado terapia con ondas de presión.

Debido a las características de las ondas de ultrasonido, el cuerpo es capaz de asimilarlas con mucha mayor rapidez que otro tipo de ondas y sus efectos son, en consecuencia, mucho más rápidos y efectivos que con otro tipo de terapia física, principalmente porque estas ondas pueden alcanzar músculos y estructuras que otras alternativas no pueden por lo que la recuperación se acelera, al igual que otros procesos como la cicatrización.

Electroterapia:

Esta alternativa también es llamada terapia física de onda corta y está fundamentada en el uso de corriente eléctrica de baja frecuencia (de allí el nombre), esto con el objetivo de generar una determinada cantidad de calor en los tejidos blandos sobre los que se aplica la corriente, pero sin llegar a provocar sensaciones de dolor, quemazón ni provocar calambres.

Debido a que el cuerpo humano, y de prácticamente todo organismo vivo, utiliza electricidad para su funcionamiento, el objetivo principal de esta alternativa de fisioterapia es provocar reacciones biológicas y fisiológicas en los tejidos para que estos recuperen su funcionalidad normal. Dependiendo del tipo de músculo, área o parte del cuerpo sobre la que se requiere aplicar la terapia, la frecuencia de onda y la forma de onda pueden variar y ajustarse a los requerimientos del paciente según el análisis del especialista.

Magnetoterapia:

Este tipo de terapia física consiste en la aplicación de campos magnéticos controlados sobre el área particular afectada del cuerpo con la finalidad de favorecer su recuperación. Entre sus usos más comunes está acelerar la soldadura de fracturas y la cicatrización de heridas.

La base científica de este tipo de terapia es que el magnetismo es una cuestión natural en el planeta y todo ser está sujeto a este, pero en una proporción mínima, por lo que al someter a una persona a campos magnéticos más fuertes, pero controlados, el magnetismo atraviesa todo el organismo, llegando a cualquier parte de este y provocando reacciones positivas en las células.

No obstante, a diferencia del resto de alternativas, la magnetoterapia no cuenta con los ensayos clínicos suficientes para asegurar su eficacia real en el tratamiento de diversos padecimientos y por ello es la opción menos utilizada por especialistas.

Hidroterapia:

Esta alternativa de fisioterapia incluye diversas variantes, entre las que destacan la balneoterapia, el SPA (Salus Per Aquam) y la hidroterapia normal. Básicamente, todas las variantes de este tipo de terapia física utilizan el agua como elemento y herramienta principal para ejercer un efecto positivo sobre el paciente en el proceso de recuperación.

Los diferentes procedimientos pueden llevarse a cabo en el baño, en una tina, sauna, piscina, ducha o balneario. La terapia puede ser mecánica (presión, compresión, empuje), térmica (agua fría, tibia o caliente) o química (agua con otros elementos como sales, yodo o cloro).

Las características y opciones de esta terapia dependen del tipo de padecimiento y las condiciones del paciente y es una de las más utilizadas en muchas partes del mundo y con diversos fines, que van más allá de la terapia física, pues también se utilizan, por ejemplo, como terapias de relajación y eliminación de estrés.

Las formas y métodos de terapia son diversos, al igual que sus herramientas. Los usos de cualquiera de estas alternativas suelen ser como parte de todo un proceso de rehabilitación de padecimientos incapacitantes o como método para menguar o aliviar procesos dolorosos a causa de traumatismos.

Estos tipos de terapia son muy seguros si son aplicados por especialistas y en los tiempos adecuados. De igual forma se ha demostrado la eficacia de la mayoría de métodos, sobre todo en el alivio del dolor en articulaciones y estructuras musculares, pero al mismo tiempo no se aconseja recurrir a estas terapias en la fase aguda de traumatismos, pues podría tener efectos negativos, sobre todo cuando se utilizan técnicas que producen calor.

En conclusión, para poder tener un proceso de rehabilitación adecuado y que la técnica de fisioterapia sea la adecuada según las necesidades del paciente, lo recomendable es acudir con profesionales especialistas en el área que ofrezcan el mejor servicio, la mejor asesoría y las mejores herramientas, y para ello no hay mejor opción que Abilita.

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