Una de las razones por las que se visita a un especialista en medicina deportiva es la bursitis, trastorno que puede afectar las diferentes articulaciones del cuerpo ocasionando dolor e inflamación. Para que nuestros visitantes conozcan más sobre este trastorno, a continuación hablaremos sobre sus principales características, signos y síntomas, causas, diagnóstico y tratamiento.
La bursitis afecta las bolsas sinoviales, pequeños sacos rellenos de líquido que dan amortiguación a las articulaciones, ocasionando su inflamación. Aunque en cualquier articulación se puede presentar el trastorno, es más frecuente en el hombro, el codo, la rodilla y la cadera, y en ocasiones puede afectar el talón y la base del dedo gordo del pie, articulaciones que regularmente hacen movimientos repetitivos.
Las causas más frecuentes asociadas con la bursitis son los movimientos repetitivos y las posiciones que generan presión en las bolsas sinoviales y sus síntomas de la bursitis incluyen dolor, especialmente al movilizar la articulación o presionarla, sensación de rigidez, inflamación y enrojecimiento.
En caso de que el dolor sea incapacitantes, en que la inflamación o el enrojecimiento sean excesivos, si se presenta hematomas o erupciones cutáneas en el área afectada, si se manifiesta un dolor punzante o agudo o fiebre, es necesario consultar a un especialista en traumatología que se encargue de hacer el diagnóstico e indicar el tratamiento más adecuado.
Aunque cualquier persona puede padecer bursitis, hay ciertos factores que incrementan los riesgos, como la edad, el tipo de profesión o pasatiempos que se tengan y otros padecimientos, como diabetes, gota y artritis reumatoide, al igual que el sobrepeso. Por tanto, se recomienda adoptar algunas medidas preventivas, como el uso de una técnica adecuada para levantar objetos pesados, utilizar rodilleras, tomar descansos frecuentes, fortalecer los músculos, mantener un peso saludable y tener una preparación adecuada antes de realizar actividades extenuantes.
Para el diagnóstico puede ser suficiente la historia clínica y un examen físico, aunque en algunos casos se indican pruebas de diagnóstico por imágenes, como una ecografía o una resonancia magnética. También se pueden solicitar análisis de laboratorio del líquido sinovial o de sangre, esto para identificar la causa de la inflamación y el dolor articular.
Confirmado el diagnóstico se indica el tratamiento más adecuado, que puede incluir la prescripción de fármacos, fisioterapia, inyecciones de corticosteroides, el uso de dispositivos de asistencia o un procedimiento quirúrgico, según lo considerado pertinente por el especialista.
También se indican algunos cambios en el estilo de vida y remedios caseros para aliviar el dolor ocasionado por una bursitis como guardar reposo, evitar hacer uso excesivo del área afectada, aplicar hielo para reducir la inflamación, aplicar calor, y en caso de que el trastorno afecte las rodillas, puede ser conveniente dormir con una pequeña almohada entre las piernas. En futuras publicaciones en este blog describiremos a mayor detalle los tratamientos disponibles para la bursitis.
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