Las soluciones para tratar el dolor y la inflamación en un centro de rehabilitación, se caracterizan por facilitar en gran medida el movimiento y mejorar la coordinación de las articulaciones y los músculos. Dentro de estas se pueden encontrar la estimulación eléctrica, el calor, el ejercicio terapéutico, la tracción cd cervical, entre otros.
Comúnmente se aplican antes y después de la terapia con ejercicios y son elementos que se consideran dentro de la estrategia de rehabilitación. Para ello, se toma en cuenta:
- El diagnóstico
- Tipo de tratamiento
- Lugar de aplicación
- Frecuencia
- Duración
Calor
Este tipo de tratamiento aplicado en centro de rehabilitación física otorga un alivio transitorio en los trastornos traumáticos e inflamatorios, subagudos y crónicos. Por ejemplo: espasmos musculares, esguinces, lesiones cervicales, neuralgia, entre otros.
A través del calor es posible incrementar el flujo sanguíneo y la extensibilidad del tejido conectivo, además, reduce la rigidez articular, el espasmo muscular y el dolor. También, contribuye en el alivio de la inflamación, los exudados y el edema. En este caso, la aplicación de calor es superficial, mediante:
- Comprendas calientes
- Hidroterapia
- Baño de parafina
- Infrarrojo, etc.
El nivel de intensidad y la duración de los efectos, en términos fisiológicos, van a depender, especialmente de la temperatura del tejido, la velocidad del aumento de la temperatura y la zona a tratar.
Terapia con láser de bajo nivel
Esta terapia implica la aplicación de energía de la luz a los tejidos más profundos y puede contemplar analgesia en una variedad de condiciones, como son:
- Dolor de cuello y espalda
- Esguinces
- Fibromialgia
- Distensiones
- Dolor de hombro
Ultrasonido
Esta terapia de rehabilitación permite el uso de ondas sonoras de elevada frecuencia, con el fin de penetrar en la profundidad del tejido. Se aplica en casos de bursitis, tendinitis, lesiones óseas, artrosis, entre otros. No se considera adecuado para ser aplicado en el tejido isquémico, infección aguda o áreas anestesiadas, ni tampoco en cáncer o diátesis hemorrágicas.
Asimismo, no conviene ser aplicado en el área de los ojos, médula espinal, corazón, plexo braquial, huesos, etc. Es decir, zonas donde se esté en proceso de curación.
Frío
La selección entre el tratamiento con frío y calor tiende a ser empírico. Cuando el calor no llega a funcionar adecuadamente, se aplica frío. Pero, para lesiones o dolor agudo, el frío puede ser la mejor opción. Pues, este último ayuda a aliviar el dolor miofascial, los espasmos musculares, la inflamación aguda y la lumbalgia. Además, se tiende a aplicar durante las primeras horas o el día luego de una lesión.
También, es importante tener presente que, el frío se aplica de forma local, a través de la bolsa de hielo, líquidos volátiles o compresa fría, que se enfrían al evaporarse. En este caso, la propagación de frío sobre la piel, va a depender del espesor de la epidermis, el músculo subyacente y el tejido adiposo, la velocidad del flujo sanguíneo y el contenido de agua del tejido.
Estimulación eléctrica
En este caso se usa corriente baja en oscilaciones de bajo frecuencia, con el propósito de evitar el dolor. Es posible sentir un hormigueo suave sin incrementar la tensión muscular. Conforme a la intensidad del dolor, se puede aplicar alrededor de 20 minutos a ciertas horas de estimulación en varias ocasiones durante el día.
Esta terapia no se recomienda que sea aplicada sobre o cerca de la zona donde se implanta un dispositivo electrónico, dado que, puede afectar el nivel de funcionamiento de dicho aparato.
Tracción cervical
Se encuentra indicado para atender casos de dolor crónico del cuello, producto de la espondilosis cervical, lesiones cervicales, radiculopatía cervical o tortícolis. Es más efectivo que la horizontal. Para la tracción rítmica estática y la tracción intermitente motorizada, la entidad de peso usada puede variar, sin embargo, se tiende a proporcionar un estiramiento suave de los músculos del cuello, pero sin generar dolor.
Generalmente, es necesario evitar la hiperextensión del cuello, debido a que puede incrementar la compresión de la raíz nerviosa en los agujeros intervertebrales. La tracción tiende a mezclarse con otro tipo de fisioterapia, como en el caso del estiramiento manual y los ejercicios. Este tipo de tratamiento se evita en pacientes con artritis reumatoide u otras afecciones inflamatorias que pueden llegar a comprometer la columna vertebral.
Masaje
Permite movilizar los tejidos contraídos, disminución de la inflamación y el dolor, así como la induración relacionada con el traumatismo. El masaje debe ser aplicado en caso del dolor lumbar, la hemiplejia, la fibromialgia, la parálisis cerebral, entre otras. Se deben evitar en caso de infecciones o tromboflebitis.
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En Abilita contamos con especialistas acreditados en traumatología y ortopedia, encargados de aplicar técnicas y tratamientos especializados para otorgar alivio contra el dolor y mejorar la salud física de los pacientes en general.
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