El ultrasonido es una práctica empleada en fisioterapia para el tratamiento de diferentes tipos de lesiones. Las modalidades de aplicación dependen de los objetivos perseguidos en el tratamiento, y uno de ellos es la cicatrización de tejido. La aplicación de ultrasonido contribuye a acelerar la curación y la calidad de la reparación, y para este uso conviene considerar los diferentes que tiene, los que pueden dividirse en térmicos y no térmicos.
Antes de comenzar, es importante que mencionemos que con la aplicación de ultrasonido se obtienen tanto efectos térmicos como no térmicos, pero según los parámetros de tratamiento será un efecto el predominante. El uso del ultrasonido en modo térmico se eleva la temperatura de los tejidos con altos contenidos de colágeno como ligamentos, tendones y fascia, el periostio y los músculos fibrosados, siendo la manera más eficaz para conseguirlo, pero para que surta los efectos deseados, es necesario configurar el equipo en una intensidad alta y en modo continuo, cuyas especificaciones serán determinadas por el terapeuta a partir del estado de recuperación de la lesión.
El efecto de elevación de temperatura en los tejidos lesionados se conoce como hiperemia y se da cuando se alcanza una temperatura de 40-45°C. En este rango de temperatura es posible también tratar estados inflamatorios crónicos, razón por la que se suele indicar tanto para la recuperación tras lesiones en rehabilitación física como para el alivio de paciente con este tipo de padecimientos.
En futuras publicaciones en este blog encontrarán información acerca de los efectos no térmicos del ultrasonido terapéutico y hablaremos de algunas de las lesiones y enfermedades para las que se indica como parte del tratamiento. Les recordamos que en Abilita ofrecemos servicios de terapia física y rehabilitación de primera categoría y para agendar una cita sólo tienen que ponerse en contacto con nosotros, con gusto los atenderemos.