Cómo es el tratamiento conservador de fracturas por un ortopedista - Abilita
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La rotura de huesos es una de las lesiones más comunes motivo de visita a un ortopedista y personas de cualquier edad se encuentran expuestas a sufrirlas, ya sea que se provoquen por caídas, golpes, accidentes o sobrecarga ocasionada por movimientos repetitivos de un hueso o grupo de huesos, las fracturas requieren el tratamiento de un especialista para su recuperación, y en esta ocasión hablaremos de una técnica conservadora empleada para devolver a la normalidad el hueso afectado.

Como ya mencionamos, son diferentes las causas que pueden originar una fractura y a partir de esta, así como de sus características y localización, es que se clasifican este tipo de lesiones. Si bien los síntomas pueden variar de una persona a otra, según la gravedad de la lesión en general, quienes sufren la rotura de un hueso experimentan un dolor intenso, pérdida de movilidad, entumecimiento de la zona afectada y deformidad, inflamación y en caso de que la fractura sea de tipo expuesto, la ruptura de la piel que recubre el hueso y sangrado.

Por las complicaciones que pueden derivarse de la falta de tratamiento oportuno, es indispensable que una persona tras sufrir una fractura reciba primeros auxilios y que se inmovilice la zona afectada hasta que pueda trasladarse a un centro de atención hospitalaria para la valoración por un ortopedista, o bien hasta que el personal médico llegue directamente al lugar donde ocurrió el traumatismo o accidente para encargarse del traslado.

Los primeros auxilios que deben ofrecerse en caso de una fractura incluyen la revisión de signos vitales para comprobar que el pulso cardíaco y respiratorio sea normal, pero si se detecta una insuficiencia se debe dar respiración artificial al afectado. Por ningún motivo se debe intentar regresar el hueso a su posición natural, y en especial cuando la zona afectada se encuentra en la cadera, pelvis, muslos o espalda el afectado deberá evitar el movimiento para evitar mayores complicaciones.

Si el hueso roto perforó la piel, la herida debe limpiarse y cubrirse con una gasa para evitar que se infecte, y mientras se espera la asistencia médica puede recurrirse a la aplicación de hielo para disminuir el dolor. Debido al dolor intenso que se experimenta con una fractura, llega a ser bastante común que las personas entren en estado de shock o incluso que se desmayen, por ello se recomienda que la persona que esté acompañándola en espera de ayuda médica le ayude al lesionado a mantener la calma. En algunos casos se sugiere entablillar los huesos fracturados con ayuda de dos tablas o rollos de periódico, pero esto sólo se debe hacer si se tiene conocimiento de cómo llevarlo a cabo, y en futuras publicaciones en este blog describiremos esta técnica y otras medidas que se pueden adoptar en caso de sufrir una fractura.

Una vez en el hospital o clínica, el especialista en ortopedia se encargará de hacer una serie de exámenes médicos para detectar la causa y tipo de fractura que presenta el paciente y a partir del diagnóstico preciso determinará qué tipo de tratamiento conviene emplear. Los tratamientos para fracturas se catalogan en conservadoras y quirúrgicas, y tal y como ocurre con otro tipo de lesiones y padecimientos, los especialistas buscan ayudar al paciente a su recuperación a través de técnicas conservadoras, antes de sugerir una cirugía, alternativa que se considera sólo cuando no hay una buena respuesta o evolución de recuperación a través de métodos no quirúrgicos. Es por esto que la técnica conocida como reducción manual o cerrada, que incluye la inmovilización con férula es la más utilizada como tratamiento para una fractura.

La reducción cerrada o manual comienza con la aplicación de anestesia, y una vez que esta ha hecho efecto se comienza como tal con la reducción manual que consiste en la manipulación del hueso para ajustarlo hasta llevarlo a su posición normal donde pueda sellar y crecer nuevamente. Una vez hecho el ajuste del hueso fracturado se realiza una radiografía para comprobar que el hueso se encuentre en la posición correcta, después se inmoviliza la zona con una férula o yeso, esto para mantener el hueso bien alineado y para finalizar se toma una segunda radiografía con la finalidad de verificar que durante la colocación del yeso no se haya desajustado el hueso.

La reducción cerrada de una fractura por lo regular la realizan los especialistas en ortopedia y traumatología, pero también algunos médicos generales con experiencia en el tratamiento de fracturas pueden encargarse del procedimiento. En todo caso, recomendamos asegurarse de que se trata de un servicio profesional, pues en gran medida de ello depende el éxito del procedimiento y recuperación tras una lesión de este tipo.

En el caso de las fracturas es de suma importancia que el tratamiento se reciba de inmediato, pues un ajuste oportuno del hueso roto permite una cicatrización más rápida y que los riesgos de desarrollar infecciones en el hueso sean menores. Este tratamiento permite además disminuir rápidamente el dolor, y se caracteriza por sus altas probabilidades de que después del tratamiento la zona lesionada tenga una apariencia normal, y que siguiendo un programa adecuado de rehabilitación se recuperen las capacidades funcionales normales, claro esto en medida de lo posible según las características específicas de la lesión, su localización, la edad del paciente, su estado de salud general y su historial de fracturas previas en la misma área.

Al finalizar el procedimiento de reducción cerrada o manual, el especialista puede prescribir medicamentos para aliviar el dolor y la inflamación, y programará una cita para darle seguimiento a la recuperación de la fractura. Es de suma importancia que se acuda puntualmente a estas revisiones periódicas para comprobar que el hueso no se haya movido y que no existan problemas como el desarrollo de infecciones o una cicatrización inadecuada. En este punto cabe mencionar que debido a que en el tratamiento se requiere el uso de aparatos ortopédicos especiales para fijar el hueso en su posición, y como apoyo para que los pacientes puedan realizar sus actividades cotidianas y mejorar el tiempo de recuperación, es fundamental que se usen en todo momento.

Algunos aparatos se colocan directamente al hueso y se usan de manera temporal o bien, permanente, tales como tornillos, clavos, varillas y placas, los que se colocan con una reducción abierta que describiremos en futuras ocasiones, pero otros se emplean en la parte exterior por encima de la férula, como es el caso de abrazaderas, que incrementan la compresión para proteger el área lesionada. Es el especialista quien determina el momento en que se puede suspender el uso de este tipo de aparatos, y para mayor seguridad y éxito del tratamiento, es necesario seguir sus indicaciones.

Para finalizar el tratamiento se siguen programas de rehabilitación diseñados especialmente para ayudar al paciente a recuperar su movilidad y desarrollar elasticidad y fuerza en la zona afectada. Estos programas son creados por los especialistas y se comienzan una vez que se ha retirado el yeso o férula, y próximamente en el blog de Abilita hablaremos de las características generales que debe reunir un programa de rehabilitación para fracturas.

Les recordamos que si buscan un ortopedista para el tratamiento de lesiones como fracturas, en Abilita contamos con un equipo de profesionales médicos altamente especializados. Para agendar una cita o solicitar información detallada acerca de los servicios que ofrecemos pueden contactarnos, para nosotros será un placer atenderlos.

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